Bueno, pues os comento la curiosidad que os debía.

Vendimos una instalación muy grande en Liverpool, un proyecto para varios meses, así que mi jefe no llevaba nada bien eso de mandar a los montadores para allá. Que si es un proyecto muy serio, que si estos no han salido de España en su vida, que si son de los de pueblo de toda la vida, que si es nada menos que en Inglaterra...

El caso es que decidió facilitar todo lo posible el trabajo para los montadores. Les sacó los billetes de avión, alquiló unos coches que los recogieran en el aeropuerto, les buscó un hotel cerca de la obra, se aseguró que al menos tuviera cocina internacional y hasta contrató a una nativa de intérprete para que estuviera con ellos de sol a sol.

A pesar de todo, mi jefe temblaba.

El caso es que en menos de una semana los montadores sin decir ni mu despidieron a la intérprete, se largaron del hotel y se alquilaron unas casas, se trajeron a sus mujeres con unos remolques de productos españoles y se desenvolvieron en Inglaterra como si fueran de allí pero con una gracia que los ingleses ni atisban.

Encima, en la obra, los ingleses no confiaban en ellos y resultó que el trabajo fue perfecto y para colmo en la mitad de tiempo del previsto.

Se les quedaron los ojos como platos, no se lo creían. El caso es que años mas tarde ampliaron, nos volvieron a llamar y una de las condiciones del contrato fue que enviáramos a los mismos montadores.

Saludos.