Un año más se aproximan las fiestas navideñas, la época del año en la que se suceden las celebraciones en torno a la buena mesa. A las reuniones familiares se suman las citas con amigos y compañeros de trabajo. Comidas y cenas se aderezan con múltiples platos, bebidas y postres típicos: turrones, mantecados y un amplio y variado surtido de dulces.
Todo ello hace que, durante la Navidad, comamos y bebamos en exceso con la consecuente y temida subida de peso. Esta situación puede resultar, además, grave, en el caso de aquellas personas que padecen alguna enfermedad metabólica, como por ejemplo la diabetes.
Una vez comience el año nuevo es muy probable que a nuestra lista de propósitos se sume el deseo de perder los kilos ganados. Es muy importante tener claro que las “dietas milagro” no son la solución.
El propósito debería ser aprender a comer sano, cuidarnos y no cometer excesos que luego nos pasen factura.
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