El hombre que siempre estaba borracho
El hombre que siempre estaba borracho
Desde hace 20 años, Matthew Hogg padece el 'sindrome de autodestilación' por el que en un exceso de levadura en su intestino delgado crea alcohol puro
La historia de Matthew Hogg es sorprendente. No bebe una gota de alcohol, pero a menudo sufre los efectos de quien se pasa las noches de juerga en juerga. Su enfermedad no está reconocida aunque se conoce como 'síndrome de autodestilación'. Se produce por un exceso de levadura en el intestino delgado que da origen a alcohol puro que, con posterioridad, absorbe la sangre. Hogg lleva 20 años con el síndrome y cada vez que ingiere azúcar o hidratos de carbono, su cuerpo los convierte en etanol y el termina, en el mejor de los casos, achispado y, en el peor, con una importante resaca.
'Vice' ha hablado con él en una extensa entrevista. Hogg asegura que sufrió trastornos digestivos durante toda su niñez. "Al principio me diagnosticaron síndrome de colon irritable, pero hacia el final de mi adolescencia experimenté un severo empeoramiento de los síntomas, como gases e hinchazón después de las comidas; tan severo, que podía sentir el burbujeo de la fermentación en mi bajo abdomen. Y lo peor fue que desarrollé nuevos síntomas, aún más preocupantes. Me sentía intoxicado, además de padecer una larga lista de síntomas en todo el cuerpo, entre ellos fatiga crónica, dolores musculares, dolor de cabeza crónico, deterioro mental y alteración del estado anímico. La lista sigue", señala.
Pero los problemas fueron a más. Así, ya avanzada la adolescente, Hogg empezó a experimentar "severas resacas alcohólicas". Dice que los síntomas eran aún peores cuando ingería alguna comida "con alto contenido de hidratos de carbono. Sufría martilleantes jaquecas, unas náuseas terribles, en ocasiones vomitaba y sufría deshidratación, sequedad en la boca, sudores fríos y temblor en las manos. Era como si la noche anterior hubiera salido y dejado seco el bar, pero sin haber consumido nada de alcohol".
¿Su solución? Adaptar su dieta para minimizar la fermentación en el intestino. La enfermedad y sus consecuencias, sin embargo, siguen ahí. "Tenía la ambición de ser profesor, atleta profesional, científico, ingeniero o piloto de avión. Pero tengo casi 35 años de edad y me paso los días en casa, siendo cada día una lucha", dice.
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